Pedagogía, comprensión y ciudadanías críticas

Resumen

Reivindicar el instinto de cuidado de la vida

La ciudadanía crítica es una expresión de la mayoría de edad intelectual y afectiva con la cual está comprometida una educación y pedagogía para la vida.  Educar para la vida requiere intervenir en la formación de personas con una consciencia que les permita evaluarse de manera permanente y continua, es decir examinarse como ser integrado a un complejo interconectado de sistemas pluridiversos. Es valorar sus desempeños para advertir si afirman o niegan su crecimiento como ser interesado en sí mismo, en el otro y lo otro que precisa la ciudadanía de la vida. Es reflexionar, en el interregno, de modo crítico, no sin afinar sus acciones de resistencia y reexistencia para abrazar la vida.

La crítica representa una actitud inobjetable para ser y hacer obra de vida; acompañada de acciones vivenciales y reflexiones cotidianas nutre la comprensión.  Pero no basta ser ciudadano crítico; la educación para la vida demanda una comprensión que devenga obra de vida, es decir usar las comprensiones cognitivas y críticas no sólo a favor de sí mismo y/o del otro y lo otro, sino del complejo de vida humana y cósmica del cual hace parte.

La pedagogía como campo plurisaber que reflexiona y opera generativamente en torno al hecho educativo encuentra, en perspectivas contrahegemónicas como la comprensión edificadora, un constructo que resignifica la educación como acción por y para la vidaque promueve y eleva el potencial comprensivo, ante todo el uso proficuo de este para construir sentidos de vida, para expresar ciudadanía cuidando la casa, el hábitat común.  “He ahí la pertinencia de aportar en la formación de una consciencia ética, actuante, vivencial, comprensiva, crítica, sintiente, edificante”, manifiesta Gil en el primer artículo de este número de la revista Redipe, en un abordaje ontológico de carácter sociocrítico que pone el acento en la comprensión de lo que somos y podemos ser en clave edificadora y sintiente. Una construcción auténtica de sentido de vida es comprensiva y edificante, pasa por una reflexión cognitiva, crítica, sintiente y hacedora de lo que se aprende y desaprende, pasa por la autorregulación y veeduría “ciudadana”, por ser habitante hospitalario de la casa común, protagonista de la vida pluridiversa. Pasa por sentipensar, por senticomprender esta.